Docente: Fabiana Perpétua Ferreira Fernandes

Estudiantes: Ana Alice Rezende Ramos

 Ana Beatriz Silva Moreira

Anna Clara Sanches de Oliveira

 Giovanna Garcia Costa Lima

Pedro Luan Saraiva Neri

 Samara Macedo Simões

En estos tiempos de pandemia, nuestra mirada hacia el mundo ha cambiado de forma brutal, no hubo anticipación de lo que vendría y de cómo reaccionaríamos. Nuestras familias, amigos, colegas, profesores y conocidos están viviendo realidades muy distintas. Cada individuo pasó a mirar el mundo a partir de sus experiencias con el aislamiento social. A partir de este contexto, los/las estudiantes del 3º año de la enseñanza media, durante las clases de español del Centro de Ensino e Pesquisa Aplicada à Educação (CEPAE/UFG), relataron acerca de sus miradas sobre el mundo tras la pandemia del Covid-19.

Ana Alice Rezende Ramos: Para mí, el mundo tiene dos lados, el primero es hermoso donde podemos disfrutarlo con las personas que amamos y el segundo es un lado cruel que está dominado por la presión psicológica y los estándares, así como por la violencia y la desigualdad. La pandemia vino como un golpe y se cobró la vida de muchas personas, nos quitó nuestras rutinas y casi todo lo que estábamos acostumbrados a hacer, así que no lo veo bueno en ningún sentido. El aislamiento social, al menos para mí, tenía su lado positivo, me acerqué a mi familia y a personas que nunca imaginé. Me distancié de las personas que solo eran malas para mí y mi familia y aprendí a valorar mucho más la vida.

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Ana Beatriz Silva Moreira: La manera como cada uno ve el mundo es muy diferente, pues la visión del mundo que tenemos depende de lo que somos y vivimos, ¿y no somos unos diferentes de los otros? Por más que el mundo sea bastante cruel en todas sus desigualdades, hambre, violencia, guerras y tantas otras cuestiones, aún intento mirar todo ese conjunto de manera positiva, pues sé que en medio a todo esto aún existe bondad. ¡A veces solo nos toca estar atentos a pequeñas muestras! Después de este período de aislamiento social mi forma de ver el mundo ha cambiado, he aprendido a valorar el contacto social, ya que me vi obligada a darme cuenta de que muchas cosas pierden sentido cuando estamos solos, lo que me hace reflexionar constantemente sobre la importancia de las personas en mi vida.

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Anna Clara Sanches de Oliveira: Veo el mundo como un lugar muy vasto y hermoso, pero lamentablemente hay momentos malos y tristes, que nos afectan. Espero que en el futuro el mundo sea un lugar mejor y que podamos identificar más cosas hermosas que malas. Siempre trato de ver el mundo desde un lado positivo, buscando verificar los cambios importantes y efectivos que nos ha traído. La pandemia fue un duro golpe para nuestras vidas, que nos afectó de diferentes formas, tanto mental como físicamente. Durante la pandemia noté varias diferencias en mi comportamiento, como el miedo a contraer la enfermedad y transmitirla a mis familiares - especialmente a mis padres que viven conmigo. También me di cuenta de que no me siento más cómoda saliendo de casa o yendo a lugares concurridos, siempre tengo cuidado de no acercarme mucho a la gente o tocar objetos y estoy siempre lavándome las manos. Por otro lado, descubrí que me gusta bailar, pintar, cocinar postres y pasar más tiempo con mis padres y mi perro. Intento trabajar mi mente al máximo para que ya no me sienta afectada por la pandemia y pueda ver el mundo de una manera más esperanzada.

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Giovanna Garcia Costa Lima: Miro el mundo como un espacio que no tiene más lugar para personas. Mi vida es buena lo suficiente para tener tiempo de pensar y no tengo que hacer mucho para sobrevivir, lo que es un privilegio. Pero con todas las cosas malas que están pasando, mi conclusión es que la humanidad - en su mayor parte siendo consumista y egoísta - ya no merece vivir en el planeta. La pandemia y el aislamiento social mostraron que las personas son muy frágiles mental y físicamente, tenemos que cuidar de los dos con mucha atención. Las personas creen en lo que quieren, independientemente de la realidad, por eso creo que no vemos el mundo de la misma forma, somos hechos de nuestras experiencias únicas y pasamos por cosas que solo nosotros podríamos pasar con la visión y las particularidades que cada uno de nosotros tenemos.

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Pedro Luan Saraiva Neri: Durante este escenario de pandemia pasé a mirar el mundo en un estado de caos. Mucha gente estaba asustada, mucha gente estaba muriendo, los gobiernos de todo el mundo estaban desesperados por tratar de frenar los avances de Covid-19, lo que instigó algo de pánico en la gente. Con la llegada de las vacunas, la gente se va recuperando poco a poco de este caos, ya que hay una esperanza de que todo esto se esté resolviendo y que pronto todos podremos seguir con nuestra vida como antes de la pandemia. Creo que todos tenemos una visión diferente del mundo, ya que pasamos por diferentes experiencias que nos hacen ver las más diversas facetas de la vida. Algunos tienen buenas experiencias y pasan a ver el mundo de una manera más acogedora y justa. Otros pasan por experiencias difíciles y miran el mundo como algo más cruel y peligroso. Las diferentes formas de ver el mundo dependen de las experiencias que nosotros hemos tenido a lo largo de nuestras vidas.

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Samara Macedo Simões: Durante más de un año de pandemia comencé a mirar el mundo de una manera diferente, porque con la pandemia y el aislamiento social comencé a tener miedo de contaminarme con el COVID y miedo de que mis padres, mi familia y mis amigos también se contaminasen. Pasé a tener miedo de ir a lugares concurridos y no poder lavarme las manos (tengo alergia al alcohol y al gel), comencé a pasar más tiempo con mis padres, volvimos a hacer nuestras propias sesiones de películas en familia, pasé a hacer ejercicios físicos que incluían bailar, leí más, preparé muchos dulces, entre tantas otras cosas que pasaron a ser más frecuentes en mi vida. Espero volver a ver el mundo como un lugar colorido, lleno de diferentes países, cada uno con su propia cultura, costumbres, religiones, comidas típicas y listo para que lo conozcamos. Con la vida corrida que tenemos  nos olvidamos de valorar el mundo y ver lo que tiene a ofrecernos, las cosas sencillas, como mirar las estrellas y pedir un deseo, ver el amanecer para iniciar el día y sentir el viento en nuestro cuerpo.